This sculpture by Aldo Guarnieri, created in the 1990s, speaks with the strength of the material and the delicacy of form. Crafted from wood, its surface resembles a mosaic of interwoven and overlapping cubes, creating a play of light and shadow that invites the viewer to lose themselves in its details. Each cube seems to emerge from the wood with its own identity, as if Guarnieri had carved not only the shape but also the soul of the material.
The metal structure supporting the sculpture is a contrasting element, a support that, despite being rigid and cold, harmonizes perfectly with the warmth of the wood. This fusion of opposing materials becomes a metaphor for the duality between stability and transformation, between the fixed and the mobile.
The wooden base, equipped with wheels, is not just a functional element but a symbol of mobility and flexibility. It allows the sculpture to be moved, almost as if it were alive, capable of adapting and changing position in the space it inhabits. This detail gives the work a sense of dynamism, suggesting that art is never static, but in constant evolution, just like life itself.
Through this creation, Guarnieri offers us a visual and tactile journey, a sensory experience that goes beyond mere observation. It is an invitation to explore, to touch, to feel the depth of the wood, to uncover the stories hidden behind every corner, every curve, every facet. This sculpture is not just an object but an open window to a world of emotions and reflections, a work that challenges and fascinates, leaving a lasting impression on the soul of the observer.
Esta escultura de Aldo Guarnieri, creada en la década de 1990, habla con la fuerza del material y la delicadeza de la forma. Realizada en madera, su superficie se asemeja a un mosaico de cubos entrelazados y superpuestos, creando un juego de luces y sombras que invita al espectador a perderse en sus detalles. Cada cubo parece emerger de la madera con identidad propia, como si Guarnieri hubiera tallado no sólo la forma sino también el alma del material.
La estructura metálica que sostiene la escultura es un elemento de contraste, un soporte que, a pesar de ser rígido y frío, armoniza perfectamente con la calidez de la madera. Esta fusión de materiales opuestos se convierte en una metáfora de la dualidad entre estabilidad y transformación, entre lo fijo y lo móvil.
La base de madera, equipada con ruedas, no es sólo un elemento funcional, sino un símbolo de movilidad y flexibilidad. Permite desplazar la escultura, casi como si estuviera viva, capaz de adaptarse y cambiar de posición en el espacio que habita. Este detalle confiere a la obra una sensación de dinamismo, sugiriendo que el arte nunca es estático, sino que está en constante evolución, como la vida misma.
A través de esta creación, Guarnieri nos ofrece un viaje visual y táctil, una experiencia sensorial que va más allá de la mera observación. Es una invitación a explorar, a tocar, a sentir la profundidad de la madera, a descubrir las historias que se esconden detrás de cada esquina, de cada curva, de cada faceta. Esta escultura no es sólo un objeto, sino una ventana abierta a un mundo de emociones y reflexiones, una obra que desafía y fascina, dejando una impresión duradera en el alma del observador.
Contacta con nosotros
Haz una oferta
¡Hemos notado que eres nuevo en Pamono!
Por favor, acepta los Términos y condiciones y nuestra Política de privacidad
Contacta con nosotros
Haz una oferta
¡Ya casi está!
Para seguir la conversación en la plataforma, por favor completa el registro. Para proceder con tu oferta en la plataforma, por favor completa el registro.Exitoso
Gracias por tu consulta, alguien de nuestro equipo se pondrá en contacto contigo en breve.
Si eres profesional del diseño, por favor solicita aquí los beneficios del Programa comercial de Pamono