Óleo sobre cobre “Crucifixión” Escuela flamenca, s. XVII – Bélgica
Extraordinario óleo sobre cobre realizado en el siglo XVII perteneciente a la Escuela Flamenca. Representa el momento de la lanzada de Longinos durante la Crucifixión de Cristo, presente en la Cruz, acompañado por los dos ladrones. Es una composición compleja, que requiere de enorme destreza por parte del autor: juega con dos triángulos invertidos, siendo los vértices de cada uno el pie de la cruz y la cabeza de Cristo. De esta manera, la composición se reparte a través de diagonales profundas que aportan tensión emocional a la pintura. Este gusto escenográfico es una característica presente en la pintura de la Escuela Flamenca.
Se denomina así al arte que se desarrolla en Flandes una vez separado de los Países Bajos. Flandes sigue bajo el dominio español (Felipe II) y abraza el catolicismo, al contrario que Holanda, donde se implanta el luteranismo. Además, en este momento artístico se logra romper la tradicional rivalidad entre Italia y la tendencia autóctona flamenca, creándose un estilo unidireccional, unitario e internacional: la Pintura Barroca. Será Rubens, pintor flamenco, una de las grandes figuras.
En esta compleja composición cada personaje se estudia de manera individual. El centro de la misma es Cristo, con anatomía miguelangelesca y muy blanquecina, tanto, que ilumina los rostros de los personajes que le rodean. Su paño de pureza, atado con una cuerda, ondea con el viento. Se trata de un tranquilo Cristo de cuatro clavos, que no sufre. Su rostro es sereno pese a que en la obra se está representado el momento preciso de la última lanzada que el romano Longinos, montado a caballo, le asesta con fuerza.
En las representaciones anteriores al siglo XIII, la Virgen aparece a la derecha de la cruz y San Juan a la izquierda. A partir del siglo XIV se acostumbró a agruparlos al mismo lado. Por su parte, María Magdalena se encuentra junto a los pies de Cristo, los lavará, los perfumará y los secará con sus cabellos.
A cada lado de Cristo se encuentran los dos malhechores (Actas de Pilatos), también crucificados. Gestas, el mal ladrón, a su izquierda y con la cabeza vuelta. Dimas, el buen ladrón, le mira buscando su perdón. Ambos muestran expresiones exageradas del dolor y el sufrimiento que padecen en contraste con Jesucristo. Los dos angelitos cerca del buen ladrón alzarán su alma al cielo, éste abierto con un eclipse de sol y luna.
A la derecha de la composición soldados echan a suerte la túnica de cristo. En la zona inferior, debajo de la cruz, aparece una calavera, símbolo de la colina del Gólgota, ya que significa “calavera” en arameo. A su vez, simboliza el triunfo de la cruz sobre la muerte. Hay, por lo tanto, en esta pintura un gusto por el detalle, por la representación menuda de los objetos e incluso por lo anecdótico: características de la pintura flamenca.
Pese a que se atisba el uso del contorno para la creación de las formas, es cierto que los colores son vivos y vaporosos. Este color libre y suelto es una influencia que recibe la pintura flamenca de Venecia. Se asimila la técnica del color de Tiziano y el Veronés: interés por destacar las calidades de la materia, las carnes nacaradas y la suntuosidad de los vestidos.
Las relaciones entre Castilla y Flandes
España fue uno de los territorios europeos que más directamente estuvo conectado con los territorios del Norte. Razones económicas y políticas hicieron que estas tierras, desde los últimos momentos de la Edad Media, dependieran de la Monarquía Hispánica o se encontraran en íntima conexión con ella. Además, en Flandes se conserva el catolicismo en contraposición de los luteranos de Países Bajos.
El arte de los territorios flamencos (Rubens y van Dyck) seguirá incidiendo notablemente sobre la pintura española en el siglo XVII, sobre todo mediante la llegada de obra en gran cantidad, muchas veces a través de la Corte o de personajes vinculados a ella. Estas improntas llegaban a las ciudades más importantes de Castilla, también a través del comercio de grabados y otras obras artísticas.
En este sentido, cabe destacar, en territorio vallisoletano, la colección de pinturas del duque de Lerma en la Casa de la Ribera y en el convento de San Pablo de Valladolid. Este conjunto ha de fecharse hacia 1612- 1613 y creó un modelo a seguir con posterioridad.
Técnica y soporte
No siempre los artistas flamencos de los siglos XVI y XVII pintaban sus obras sobre lienzos o tablas, sino que, en ocasiones, se servían de placas de cobre como soporte.
Las láminas de cobre fueron utilizadas porque les ofrecía una ventaja para su técnica pictórica: la veladura. Ésta consistía en la aplicación de pigmentos preparados con aceite secante, superpuestos en finas capas sucesivas hasta alcanzar las tonalidades deseadas, originando luces y sombras en sutiles transiciones y dando profundidad a las obras. El uso de láminas de cobre para pintura al óleo facilitaba la preparación de la plancha y la técnica pictórica. Este ahorro de recursos les permitió aumentar su producción, con lo que lograron responder con más rapidez a la creciente demanda del mercado del arte.
Granja de Sardón
El origen de este cobre se encuentra en una colección privada, procedente de la Granja de Sardón (Valladolid). Es una de las más antiguas fincas familiares de la provincia. Su historia se remonta a la donación que Doña Elo Ansúrez de Castro, nieta del conde de Ansúrez, hizo al monasterio de Santa María de Retuerta de la Orden de los Premostratenses en el año de 1153. Desde entonces permaneció en poder del monasterio de Retuerta hasta que la Desamortización supuso su venta judicial a don Millán Alonso Barrio en 1839. Actualmente sigue perteneciendo a sus herederos constituidos desde 1962 en Sociedad Anónima. De aquí procede su singularidad, pues se ha mantenido como una unidad física y jurídica desde hace al menos 865 años. A día de hoy es una moderna explotación agrícola situada en la margen derecha del río Duero en los términos municipales de Sardón de Duero y Villabañez.
Bibliografía
Payo Hernanz, R. Notas para el estudio de la incidencia de la pintura flamenca de la primera mitad del siglo XVII en Burgos. La huella de Rubens y van Dyck. 1998.
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