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This poignant black-and-white photograph captures the iconic jazz singer Ella Fitzgerald in a moment of deep introspection during a live performance in East Germany (DDR) in 1967. In this striking image, Fitzgerald is seen gently resting her hand against her cheek, a gesture that conveys vulnerability and emotional depth. Her eyes, half-closed, reflect a connection to the music and a moment of personal reflection. Dressed in an elegant black gown, she embodies sophistication and grace, accentuated by her signature hairstyle. The presence of multiple microphones in the frame emphasizes her engagement with the audience, drawing them into her heartfelt performance. The contrasting shadows and highlights enhance the mood of the photograph, creating a dramatic yet intimate atmosphere. This image beautifully encapsulates Fitzgerald's ability to convey powerful emotions through her artistry, making it an exceptional piece for any collector or admirer of music history. About Tassilo Leher: Born in the dark years of World War II, Tassilo Leher became an icon of photographic art in divided Germany. As the son of war correspondent Karl Leher, whose lens captured moments of contemporary history, he was born in 1940 in the heart of Berlin. He shared not only the studio in the picturesque Prenzlauer Berg with his father, but also the mysterious world of the darkroom. While Karl Leher, an early riser, made use of the morning hours, Tassilo found his creative flow only by midday, often working late into the night. His camera knew no bounds: from the dazzling stars of East German show business like Phudys, Karat, Hildegard Kneef, Manfred Krug, Bubi Scholz, to international greats such as Dean Reed, Karel Gott, Jiri Korn, and Costa Cordalis – all found themselves in front of his lens. The Friedrichstadt-Palast and numerous film sets became his stages, where he played with light and shadow to perfectly frame famous faces for album covers and movie posters. His crowning achievement came in 1963, when he accompanied Louis Armstrong on his memorable tour of East Germany, a moment that showcased his top-level reporting skills. Yet, Tassilo Leher was more than a mere chronicler of fame. As a member of a jury that evaluated visual art on East German television, he became known as the “Lambi of Photography” of the 1970s, a title that honored his expertise and dedication to the craft. His photographic artistry gained international recognition in 1966, when he received the silver medal at a press festival in the Soviet Union, an award presented by the International Organization of Journalists. His work was not just art but a reflection of the times – a time when the walls of Europe served as both barriers and stages for culture and history. In his home, he hosted not only stars like Frank Schöbel and Anne Mehner but also creative minds such as Wolfgang Brandenstein, a pioneer of German television entertainment, and what began as photography sessions evolved into long-lasting friendships. Another highlight of his career was his journey to Leningrad, today’s St. Petersburg, where he spent nights in the halls of the Hermitage photographing album covers for the East German record label Eterna. His images captured not just moments but also emotions and the essence of music itself. Tassilo Leher: A name synonymous with perfection, the art of capturing light, and the passion for bringing history to life through the lens. His legacy lives on in every photograph he created and in the hearts of those who experienced his art.
Esta conmovedora fotografía en blanco y negro capta a la icónica cantante de jazz Ella Fitzgerald en un momento de profunda introspección durante una actuación en directo en Alemania Oriental (RDA) en 1967. En esta impactante imagen, se ve a Fitzgerald apoyando suavemente la mano en la mejilla, un gesto que transmite vulnerabilidad y profundidad emocional. Sus ojos, semicerrados, reflejan una conexión con la música y un momento de reflexión personal. Vestida con un elegante traje negro, encarna la sofisticación y la gracia, acentuadas por su característico peinado. La presencia de varios micrófonos en el encuadre subraya su compromiso con el público, atrayéndolo hacia su sentida actuación. El contraste de sombras y luces realza el ambiente de la fotografía, creando una atmósfera dramática e íntima a la vez. Esta imagen resume a la perfección la capacidad de Fitzgerald para transmitir emociones poderosas a través de su arte, lo que la convierte en una pieza excepcional para cualquier coleccionista o admirador de la historia de la música. Sobre Tassilo Leher: Nacido en los oscuros años de la Segunda Guerra Mundial, Tassilo Leher se convirtió en un icono del arte fotográfico en la Alemania dividida. Hijo del corresponsal de guerra Karl Leher, cuyo objetivo captó momentos de la historia contemporánea, nació en 1940 en el corazón de Berlín. No sólo compartió con su padre el estudio en el pintoresco Prenzlauer Berg, sino también el misterioso mundo del cuarto oscuro. Mientras que Karl Leher, madrugador, aprovechaba las horas de la mañana, Tassilo sólo encontraba su flujo creativo a mediodía, trabajando a menudo hasta altas horas de la noche. Su cámara no tenía límites: desde las deslumbrantes estrellas del mundo del espectáculo de Alemania del Este, como Phudys, Karat, Hildegard Kneef, Manfred Krug, Bubi Scholz, hasta grandes figuras internacionales como Dean Reed, Karel Gott, Jiri Korn y Costa Cordalis, todos se encontraban ante su objetivo. El Friedrichstadt-Palast y numerosos platós de cine se convirtieron en sus escenarios, donde jugaba con luces y sombras para encuadrar a la perfección rostros famosos para portadas de discos y carteles de cine. Su momento culminante llegó en 1963, cuando acompañó a Louis Armstrong en su memorable gira por Alemania del Este, un momento que puso de manifiesto sus dotes de reportero de alto nivel. Sin embargo, Tassilo Leher fue más que un mero cronista de la fama. Como miembro de un jurado que evaluaba el arte visual en la televisión de Alemania Oriental, llegó a ser conocido como el "Lambi de la fotografía" de la década de 1970, un título que honraba su pericia y dedicación al oficio. Su arte fotográfico obtuvo reconocimiento internacional en 1966, cuando recibió la medalla de plata en un festival de prensa en la Unión Soviética, un premio otorgado por la Organización Internacional de Periodistas. Su obra no era sólo arte, sino un reflejo de la época, una época en la que los muros de Europa servían a la vez de barreras y de escenarios para la cultura y la historia. En su casa acogió no sólo a estrellas como Frank Schöbel y Anne Mehner, sino también a mentes creativas como Wolfgang Brandenstein, pionero del entretenimiento televisivo alemán, y lo que empezaron siendo sesiones fotográficas se convirtieron en amistades duraderas. Otro punto culminante de su carrera fue su viaje a Leningrado, actual San Petersburgo, donde pasó noches en los salones del Hermitage fotografiando portadas de discos para el sello discográfico de Alemania Oriental Eterna. Sus imágenes no sólo captaban momentos, sino también emociones y la esencia misma de la música. Tassilo Leher: Un nombre sinónimo de perfección, del arte de captar la luz y de la pasión por dar vida a la historia a través del objetivo. Su legado perdura en cada fotografía que creó y en los corazones de quienes experimentaron su arte.
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