This elegant terracotta jar, with an impressive size of 140 cm in height, takes up one of the most famous forms of vases in Chinese art: the Meiping. This silhouette, both simple and voluptuous, was born more than 1000 years ago. It has long been considered a tour de force for potters: its imposing format and the perfection of its volumes requiring exceptional technical mastery!
This refined silhouette has spanned the centuries and become one of the great classics of Asian art. And these jars, originally fitted with a lid and intended to contain alcohol, have since become decorative objects very popular with collectors.
Here, this jar had been accidentally broken into several pieces... The restoration with kintsugi, which here is also a feat given its imposing format, therefore required rediscovering the coherence of the object and then magnifying these cracks thanks to the application of a 24 carat gold finish. This patient and meticulous craftsmanship makes this jar absolutely unique and allows it to be functional again.
It can now be used as a vase or a work of art to display in your home, as a centerpiece of your interior decoration!
Myriam’s eye:
Here, the impressive size of the jar represented one of the greatest challenges of my career: assembling the pieces and finding the coherence of the object was a great technical difficulty. I am extremely proud of the result, especially the way the pure gold finish plays with the deep blue of the vase.
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Cette élégante jarre en terre cuite, d’une taille impressionnante de 140 cm de hauteur, reprend l’une des plus célèbres formes de vases de l’art chinois : les Meiping. Cette silhouette, à la fois simple et voluptueuse, est née il y a plus de 1000 ans. Elle a longtemps été considérée comme un tour de force pour les potiers : son format imposant et la perfection de ses volumes exigeant une maîtrise technique exceptionnelle !
Cette silhouette raffinée a traversé les siècles et est devenue l’un des grands classiques de l’art asiatique. Et ces jarres, à l’origine munies d’un couvercle et destinées à contenir de l’alcool, sont devenues depuis des objets décoratifs très prisés des collectionneurs.
Ici, cette jarre avait été accidentellement brisée en plusieurs morceaux… La restauration au kintsugi, qui relève ici aussi de l’exploit tant son format est imposant, a donc nécessité de retrouver la cohérence de l’objet puis de magnifier ces fêlures grâce à la pose d’une finition à l’or 24 carats. Ce travail artisanal patient et minutieux rend cette jarre absolument unique et lui permet d’être à nouveau fonctionnelle.
Elle peut désormais servir comme vase ou comme œuvre d’art à exposer chez vous, comme pièce maîtresse de la décoration de votre intérieur !
L’œil de Myriam :
Ici, Le format impressionnant de la jarre a représenté l’un des plus grands défis de ma carrière : assembler les morceaux et retrouver la cohérence de l’objet ont été d’une grande difficulté technique. Je suis extrêmement fière du résultat, notamment de la manière dont la finition à l’or pur joue avec le bleu profond du vase.
Esta elegante jarra de terracota, con un impresionante tamaño de 140 cm de altura, retoma una de las formas de jarrones más famosas del arte chino: el Meiping. Esta silueta, a la vez sencilla y voluptuosa, nació hace más de 1000 años. Durante mucho tiempo se ha considerado un tour de force para los alfareros: ¡su imponente formato y la perfección de sus volúmenes exigen una maestría técnica excepcional!
Esta silueta refinada ha atravesado los siglos y se ha convertido en uno de los grandes clásicos del arte asiático. Y estas jarras, originalmente provistas de una tapa y destinadas a contener alcohol, se han convertido desde entonces en objetos decorativos muy apreciados por los coleccionistas.
Aquí, esta jarra se había roto accidentalmente en varios pedazos... La restauración con kintsugi, que aquí también es una proeza dado su imponente formato, requirió por tanto redescubrir la coherencia del objeto y luego magnificar estas grietas gracias a la aplicación de un acabado de oro de 24 quilates. Este paciente y meticuloso trabajo artesanal hace que esta jarra sea absolutamente única y le permite volver a ser funcional.
Ahora puede utilizarse como jarrón o como obra de arte para exponer en su casa, ¡como pieza central de su decoración interior!
El ojo de Myriam:
Aquí, el impresionante tamaño del jarrón representó uno de los mayores retos de mi carrera: ensamblar las piezas y encontrar la coherencia del objeto supuso una gran dificultad técnica. Estoy muy orgullosa del resultado, especialmente de la forma en que el acabado en oro puro juega con el azul profundo del jarrón.
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Esta elegante jarra de terracota, de unos impresionantes 140 cm de altura, se basa en una de las formas de jarrón más famosas del arte chino: el Meiping. Esta forma sencilla pero voluptuosa se remonta a hace más de 1.000 años. Durante mucho tiempo se ha considerado una proeza para los alfareros: su imponente tamaño y la perfección de sus volúmenes exigen una maestría técnica excepcional
Esta silueta refinada ha sobrevivido a los siglos para convertirse en uno de los grandes clásicos del arte asiático. Y estas jarras, originalmente con tapa y concebidas para contener alcohol, se han convertido desde entonces en objetos decorativos muy apreciados por los coleccionistas.
Aquí, esta jarra se había roto accidentalmente en varios pedazos... Restaurarla mediante el kintsugi, una proeza en sí misma dado su imponente tamaño, supuso devolver la coherencia al objeto y luego magnificar las grietas con un acabado de oro de 24 quilates. Este paciente y meticuloso trabajo artesanal hace que esta jarra sea absolutamente única y que pueda volver a utilizarse.
Ahora puede utilizarse como jarrón o como obra de arte para exponer en su casa, ¡como pieza central de su decoración interior!
La opinión de Myriam:
En este caso, el impresionante tamaño del jarrón representó uno de los mayores retos de mi carrera: unir las piezas y devolver la coherencia al objeto fue técnicamente muy difícil. Estoy muy orgullosa del resultado, sobre todo de la forma en que el acabado en oro puro juega con el azul profundo del jarrón.
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