Max Ernst (1891-1976) Georges Ribemont-Dessaignes, La Ballade du Soldat, Pierre Chave, Vence, 1972 Colour lithographs on Arches paper 1972 Dimensions: 40 x 30 cm Reference: Spies & Leppien 218 Max Ernst A key member of first Dada and then Surrealism in Europe in the 1910s and 1920s, Max Ernst used a variety of mediums—painting, collage, printmaking, sculpture, and various unconventional drawing methods—to give visual form to both personal memory and collective myth. By combining illusionistic technique with a cut-and-paste logic, he made the incredible believable, expressing disjunctions of the mind and shocks of societal upheavals with unsettling clarity. After serving for four years in World War I, the German-born Ernst returned traumatized to Cologne (near his birthplace of Brühl) in 1918. It was there that he produced his first collages alongside fellow Dadaists Jean (Hans) Arp and Johannes Baargeld. In his works from this period, he used mechanically-reproduced fragments, such as the image of a chemical bomb being released from a military plane in the background of Here Everything is Still Floating, to reflect a world of rubble and shards. Ernst is most closely associated with Surrealism, an artistic and literary movement in Paris in the 1920s that prized the irrational and the unconscious over order and reason. A key contribution to this movement was his invention of frottage, a technique of placing paper over a textured material, such as wood grain or metal mesh, and rubbing it with a pencil or crayon to achieve various effects. The Surrealists prized this practice—which produced compositions like Forest and Sun—for both the serendipity of the resulting imagery and the passivity it encouraged, bypassing the constraints of the artist’s rational mind. Having little control over the resulting patterns, Ernst marveled that he “came to assist as spectator at the birth of all my works.”1 Eventually, he translated the method from paper to painting, using the word grattage to describe this technique of scraping wet paint off of the canvas to achieve similar patterned effects. The fragmented logic of collage, which Ernst referred to as “the culture of systematic displacement,” persists in his paintings, whose subjects are disjointed even if their surfaces are smooth. In these foreboding dreamscapes, headless bodies and body-less hands appear incongruously amid lush forests or on deserted beaches. In the years leading up to World War II, and during his time as an émigré to the United States from 1941 to 1953, Ernst made work that once again reflected the menacing atmosphere of war.
Max Ernst (1891-1976) Georges Ribemont-Dessaignes, La Ballade du Soldat, Pierre Chave, Vence, 1972 Litografías en color sobre papel Arches 1972 Dimensiones: 40 x 30 cm Referencia: Spies & Leppien 218 Max Ernst Miembro clave del dadaísmo, primero, y del surrealismo, después, en la Europa de las décadas de 1910 y 1920, Max Ernst utilizó diversos medios -pintura, collage, grabado, escultura y diversos métodos de dibujo no convencionales- para dar forma visual tanto a la memoria personal como al mito colectivo. Combinando una técnica ilusionista con una lógica de cortar y pegar, hizo creíble lo increíble, expresando las disyunciones de la mente y las conmociones de los trastornos sociales con una claridad inquietante. Tras servir durante cuatro años en la Primera Guerra Mundial, el alemán Ernst regresó traumatizado a Colonia (cerca de su ciudad natal, Brühl) en 1918. Allí realizó sus primeros collages junto a sus compañeros dadaístas Jean (Hans) Arp y Johannes Baargeld. En sus obras de esta época, utilizó fragmentos reproducidos mecánicamente, como la imagen de una bomba química que se libera desde un avión militar en el fondo de Aquí todo sigue flotando, para reflejar un mundo de escombros y fragmentos. Ernst está muy vinculado al surrealismo, un movimiento artístico y literario que se desarrolló en París en la década de 1920 y que valoraba lo irracional y el inconsciente por encima del orden y la razón. Una contribución clave a este movimiento fue su invención del frottage, una técnica que consiste en colocar papel sobre un material texturizado, como la veta de la madera o la malla metálica, y frotarlo con un lápiz o un crayón para lograr diversos efectos. Los surrealistas valoraban esta práctica -que dio lugar a composiciones como Bosque y Sol- tanto por la serendipia de las imágenes resultantes como por la pasividad que fomentaba, al eludir las limitaciones de la mente racional del artista. Al tener poco control sobre los patrones resultantes, Ernst se maravillaba de que "asistía como espectador al nacimiento de todas mis obras "1. Con el tiempo, trasladó el método del papel a la pintura, utilizando la palabra grattage para describir esta técnica de raspar la pintura húmeda del lienzo para conseguir efectos de patrones similares. La lógica fragmentada del collage, a la que Ernst se refería como "la cultura del desplazamiento sistemático", persiste en sus cuadros, cuyos temas están desarticulados aunque sus superficies sean lisas. En estos premonitorios paisajes oníricos, los cuerpos sin cabeza y las manos sin cuerpo aparecen incongruentemente en medio de frondosos bosques o en playas desiertas. En los años que precedieron a la Segunda Guerra Mundial, y durante su época de emigración a Estados Unidos, de 1941 a 1953, Ernst realizó obras que reflejaban de nuevo la atmósfera amenazante de la guerra.
Contacta con nosotros
Haz una oferta
¡Hemos notado que eres nuevo en Pamono!
Por favor, acepta los Términos y condiciones y nuestra Política de privacidad
Contacta con nosotros
Haz una oferta
¡Ya casi está!
Para seguir la conversación en la plataforma, por favor completa el registro. Para proceder con tu oferta en la plataforma, por favor completa el registro.Exitoso
Gracias por tu consulta, alguien de nuestro equipo se pondrá en contacto contigo en breve.
Si eres profesional del diseño, por favor solicita aquí los beneficios del Programa comercial de Pamono