Stanislas Warnie (1879-1958), Summer Forest Landscape, 1915. Watercolor, 31.5 cm x 45 cm (passepartout), 50.5 cm x 63.5 cm (frame), signed "S. Warnie" at lower left and dated "1915". Attractively framed behind glass.
- The Forest Walk -
The Belgian artist Stanislas Warnie excelled especially as a watercolorist, which is impressively demonstrated by this painting of a summer forest landscape. On an imaginary walk, we pause at a stream surrounded by beech trees and listen to the gentle sound of the water, while the path leading up to the left draws our gaze into the diffuse depths of the forest.
The whole scene exudes the atmosphere of a forest bathed in summer light. The dark, moss-covered trunks of the beech trees gleam silvery in the sunlight, which refracts on the water of the trickling stream, creating a blurred reflection. The leaves, created with virtuoso color adjustments, range from very dark to light green, giving the forest a lively vibrato of vegetal vitality. The green seems to glow mysteriously and magically from within. As we look at it, we are absorbed by the atmosphere of the forest and become increasingly present in the image ourselves.
GERMAN VERSION
Stanislas Warnie (1879-1958), Sommerliche Waldlandschaft, 1915. Aquarell, 31,5 x 45 cm (Passepartout), 50,5 x 63,5 cm (Rahmen), unten links mit „S. Warnie“ signiert und auf „1915“ datiert. Ansprechend im Passepartout hinter Glas gerahmt.
- Der Waldgang -
Der belgische Künstler Stanislas Warnie tat sich insbesondere als Aquarellist hervor, was das Bild einer sommerlichen Waldlandschaft eindrucksvoll vor Augen führt. Auf einer imaginierten Wanderung halten wir an einem von Buchen umstandenen Bachlauf inne und hören auf das sanfte Plätschern des Wassers, während der nach links oben weiterführende Weg den Blick in die diffuse Tiefe des Waldes hineinführt.
Die ganze Szenerie verströmt die Stimmung des sommerlich durchlichteten Waldes. Die von dunklem Moos bewachsenen Stämme der Buchen glänzen silbrig im Sonnenlicht, das sich auf dem Wasser des dahinrinnenden Baches bricht und eine verschwommene Spieglung erzeugt. Die mit virtuosen Farbsetzungen geschaffenen Blätter reichen von ganz dunklem bis zu hellem Grün, was dem Wald ein lebendiges Vibrato an vegetabiler Lebensfülle verleiht. Dabei scheint das Grün auf geheimnisvoll-magische Weise aus sich selbst heraus zu leuchten. Beim Betrachten werden wir von der Waldstimmung absorbiert und selbst zusehends im Bild präsent.
Stanislas Warnie (1879-1958), Paisaje forestal de verano, 1915. Acuarela, 31,5 cm x 45 cm (passepartout), 50,5 cm x 63,5 cm (marco), firmada "S. Warnie" abajo a la izquierda y fechada "1915". Atractivo marco de cristal.
- El paseo por el bosque -
El artista belga Stanislas Warnie destacó especialmente como acuarelista, lo que queda impresionantemente demostrado en este cuadro de un paisaje forestal estival. En un paseo imaginario, nos detenemos ante un arroyo rodeado de hayas y escuchamos el suave sonido del agua, mientras el sendero que sube a la izquierda atrae nuestra mirada hacia las difusas profundidades del bosque.
Toda la escena desprende la atmósfera de un bosque bañado por la luz del verano. Los troncos oscuros y cubiertos de musgo de las hayas brillan plateados bajo la luz del sol, que se refracta en el agua del arroyo, creando un reflejo borroso. Las hojas, creadas con virtuosos ajustes de color, van del verde muy oscuro al claro, dando al bosque un vivo vibrato de vitalidad vegetal. El verde parece brillar misteriosa y mágicamente desde el interior. A medida que miramos, nos absorbe la atmósfera del bosque y nosotros mismos nos vamos haciendo cada vez más presentes en la imagen.
VERSIÓN ALEMANA
Stanislas Warnie (1879-1958), Sommerliche Waldlandschaft, 1915. acuarela, 31,5 x 45 cm (paspartú), 50,5 x 63,5 cm (marco), firmada "S. Warnie" abajo a la izquierda y fechada "1915". Atractivamente enmarcada tras cristal en passepartout.
- El paseo por el bosque -
El artista belga Stanislas Warnie destacó especialmente como acuarelista, lo que queda impresionantemente demostrado en el cuadro de un paisaje forestal veraniego. En una caminata imaginaria, nos detenemos junto a un arroyo rodeado de hayas y escuchamos el suave chapoteo del agua, mientras el sendero que asciende a la izquierda conduce nuestra mirada hacia las difusas profundidades del bosque.
Toda la escena desprende la atmósfera de un bosque bañado por la luz del verano. Los oscuros troncos cubiertos de musgo de las hayas brillan plateados bajo la luz del sol, que se refracta en el agua del arroyo y crea un reflejo borroso. Las hojas, creadas con virtuosos ajustes de color, van del verde muy oscuro al claro, confiriendo al bosque un vivo vibrato de vitalidad vegetal. El verde parece brillar misteriosa y mágicamente desde el interior. A medida que lo contemplamos, somos absorbidos por la atmósfera del bosque y nosotros mismos nos vamos haciendo cada vez más presentes en el cuadro.
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